Bienvenidos al último número de Pandora de este año 2010. Como a nosotros aún nos faltan un par de mesecitos para cumplir nuestro primer año completo de vida, aún no estamos para hacer balance, mirar atrás y esas gaitas. Así que no esperéis nada en ese sentido. Y, claro, como estos contenidos de diciembre los hemos preparado a lo largo del mes de noviembre, tampoco tenemos el ánimo demasiado navideño aún. Que quede claro, pues: Nada de nostálgicas miradas atrás y nada de villancicos todavía.

A nivel personal, entendemos sin embargo que diciembre siempre marca un punto de inflexión en nuestras vidas. El final de un año y el inicio de otro tienen siempre algo de ceremonia otoñal, de cambio de piel, de poner el contador a cero. Posiblemente cuando leáis estas líneas ya estéis valorando los buenos propósitos que os pondréis como meta para el venidero 2011: Habrá quien se está planteando dejar de fumar, otros decidirán empezar a fumar… y algunos tomarán otras firmes decisiones, como apuntarse al gimnasio o terminar de una vez esa maqueta del Juan Sebastián Elcano con palillos de dientes, que se apolilla desde hace años sobre la estantería del salón. Firmes decisiones que, por supuesto, en marzo o abril habremos olvidado por completo.

A lo que vamos. En primer lugar, gracias por la acogida que le habéis dado al número especial sobre la muerte, aunque nos escuece un poco comprobar que nuestra “pequeña tribu” se ha quedado de momento en eso: Un círculo más o menos íntimo de seguidores y visitantes, que sí nos devuelven el cariño que nosotros ponemos al elaborar la revista (aunque por lo general, siguen sintiendo un incomprensible repelús a dejar comentarios en los textos y contenidos que preparamos para vosotros) y no conseguimos llegar a más gente, por más artimañas que intentamos. Queda pendiente, quizá para 2011, que la revista dé ese pequeño salto que le garantice una mayor difusión. En gran medida, eso depende también de vosotros. Los lectores sois nuestra mejor publicidad.

De todas las participaciones en el concurso del mes (en esta ocasión se trataba de redactar un microrrelato de menos de treinta palabras) nuestra favorita es la del amigo Carlos. Estaban todas muy bien, pero la de Carlos era la única que no parecía un extracto de algo más largo, y sí un relato completo en sí mismo. Carlos, si estás pensando en tu premio, recuerda: No hay mejor premio que la satisfacción del deber cumplido. La frase está un poco manida, pero soltarla aquí nos salía más barato que comprarte algo. Y a los demás, más abajo tenéis la pregunta de este mes. Y más abajo aún, el índice de interesantísimos contenidos que os traemos para diciembre.

Y nada más. Que tengáis buena entrada de año. Y buena salida. Con perdón.

Pandora.